Sabía usted, y preguntaba la revista (semanario), que un segundo atascado, en lo interminable, en el relente, dio la vuelta mirándose su cola?
De los felices días anteriores conserva el recuerdo su mermelada. Mas, ya no habrán segundos en adelante que el universo vomite, encarnando un transcurrir nacido del rozar.
Ciudad. Abigarrado pasar de muertos, rumor sencillo del grito. Televisiones de albañal y alegría. Macetas, luz y sol. El futuro resultó ser una rata escondida, una enfermedad posible, a veces deseada, una infección buscada. Una mirada de volcán y, sin embargo, quieta. Invernada en nostalgia, ecuánime y de candente lava, alejada. Sentida, mas alejada y distante.
El descanso engolfa el estómago, todo es inmenso y sin recodos, la llanura de los días, la cueva a la intemperie inexistente de las horas. Lápidas. Se sabe que incluso la mentira lo es. Y, aún así, me despeñaron de los infiernos. Esto es el fín.